martes, 11 de agosto de 2009

Calíope o ¿de dónde sacan los escritores sus ideas?

Ayer leí una historia en donde un escritor que no ha escrito nada desde su exitosa primera novela hace algo bastante raro para recuperar su inspiración: El escritor hace un trato con un fans para que le consiga un bezoar que luego le regalará a otro escritor famoso para que éste le diga su secreto del éxito, para que le diga cómo hace para escribir esos libros tan magistrales. ¿Cuál es ese secreto? ¿De dónde saca su inspiración? Esa es la pregunta que siempre ronda la historia (y que ronda la cabeza de muchos de los que nos atrevemos a escribir). Los fans y los fans siempre se la preguntan al escritor.

La respuesta a esta pregunta es: fornicando con la musa (al menos en esta historia).

El escritor famoso le muestra al escritor que no ha escrito nada a una chica que mantiene desnuda y cautiva en el ático de su mansión. La chica, maltratada y violada, se llama Calíope y es la mismísima musa de la poesía épica y la elocuencia.

Calíope es la mayor y más distinguida de las nueve musas. Es la musa de la elocuencia y la poesía épica o heroica. Calíope ("bella voz") es la madre de Orfeo y Linus con Apolo. Sus emblemas son un lápiz de cera y rollos de papel.

La medalla de la Academia Sueca (del Premio Nobel de Literatura) representa un hombre joven sentado bajo un árbol de laurel que, encantado, escucha y escribe la canción que le susurra la musa (Calíope).

La inscripción en la medalla reza:

Inventas vitam juvat excoluisse per artes


Traducido libremente "Y que mejorarse la vida en la tierra por su recién encontrada virtud". Las palabras se toman de La Eneida de Virgilio, la 6 ª canción, verso 663.

El asunto es que el viejo escritor le regala al joven escritor a la chica que ha mantenido encerrada durante casi sesenta años. La chica, Calíope, le reclama “Pero... tú prometiste liberarme el día en que murieras” y el anciano escritor le responde; “Nena... ya deberías saber que todos los escritores somos unos mentirosos”.

El escritor, que no había escrito nada en más de un año (“Simplemente no puedo pensar en una sola línea que valga la pena, en una sola historia que no haya sido contada un millón de veces”), ataca sexualmente a Calíope, y al finalizar, casi como si estuviera poseído, se sienta frente a su computadora y comienza a trabajar. En una sola noche escribe una novela que lo lleva al estrellato.

Y luego escribe otra y otra y entre novelas escribe un librillo de poemas que gana todos los premios del mundo. Todos quieren saber su secreto, pero él sólo sonríe ante la pregunta ¿De dónde saca usted todas sus ideas?

Y se hace millonario.

Claro que la trama se complica más adelante. Las tramas siempre deben complicarse. Calíope le pide ayuda a sus hermanas para escapar de su prisión, pero las hermanas le dicen que ellas no pueden hacer nada, que no tienen el poder suficiente para hacerlo, que mejor le pida ayuda a uno de los dioses en lugar de a ellas Las Musas.

Y es entonces cuando la trama se vuelve aún más interesante, pero eso ya no se los voy a platicar. No me gusta echar a perder las historias, nunca me ha gustado. Mejor lean “Calliope” de Neil Gaiman y descubran el desenlace por ustedes mismos (y de paso lean sus demás historias, maravillosas todas ellas).

Yo, por lo pronto, regresaré a hacerle el amor a mi propia musa. Se los digo nomás para que luego no me vengan a preguntar; Y tú... ¿de dónde sacas las ideas?

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