martes, 12 de febrero de 2008

Fotografìas


Sientes el dolor en el estómago aún antes de tomar la primera fotografía. Miras a través del ocular de tu Canon 40D, mueves el arillo de enfoque del 100-400 milímetros. Ajustas la sensibilidad a 1600 y el tiempo en 1/30. Hace varios días que acampas en ésta colina, esperando que eso suceda. Confías que ésta será la noche. Vuelves a sentir el dolor en el estómago de sólo pensarlo.

A las personas puedes hacerle cosas peores que matarlas. Lo sabes. Aprietas el disparador, el obturador se abre y cierra. Foto. La miras, luego mueves un poco el contraste. Tomas otra fotografía y te sientes satisfecho. Tienes todo listo. Luego borras las dos placas de prueba.

Recuerdas esas imágenes en las revistas. Personas sonriendo. Niños que juegan. Políticos dando discursos ante multitudes. Autos elegantes. Casas grandes. Padres besando a sus hijos. Todos buscando una cosa; la felicidad. Esperas que pasado mañana eso cambie, que la gente se sienta igual que tú.

A todas esas personas que les han lastimado un hijo tienes ganas de decirles; a la mierda con todo. Griten. Pataleen. No se hundan en el sillón a dejar pasar los días mientras se desmoronan.

Sabes que no eres un héroe pero aquí estás; aguantando el frío y la humedad. Los huesos han comenzado a dolerte. Los ojos se te cierran del cansancio. Aún así, tomas con fuerza tu cámara y no la apartas del rostro. Miras para todos lados esperando captar algo, pero eso no llega. O eso crees... hasta ahora.

La reja se abre para dejar pasar un automóvil negro. Detrás dos patrullas escoltando. Maldito, dices en voz baja. Es la primera vez que sonríes desde hace tiempo. Tomas una, dos fotos. Tomas la placa del carro. Tomas el rostro del primer hombre en descender de la limousine. Tomas al hombre gordo que baja con dificultad. Tomas el momento en que se introducen a la casa. Aún te queda espacio para muchas fotos.

Miras cómo se encienden las luces del salón principal y vuelves a sentir el dolor en la boca del estómago. Solamente quieres leer un periódico; el de pasado mañana. Piensas en Margarita. Piensas en lo que te duele pensar en ella. Sientes el dolor. Tomas tres, cuatro fotografías.

El hombre gordo se encuentra con el hombre rubio. Foto. Los dos ríen y se abrazan, parece que están pasando un gran momento. Luego caminan juntos hasta el lugar donde guardan las bebidas. Foto.

Entonces te inclinas un poco a la derecha. Descubres que los riñones te duelen por la falta de movimiento, porque no has querido tomar la suficiente agua, porque no quieres tener que ir a orinar. Del bolsillo de la chaqueta sacas un cigarro. Lo enciendes y lo pones a un lado, tras la roca; no te gustaría que te vieran. Luego te colocas de nuevo la cámara cerca del rostro.

Miras cómo el hombre rubio llama a alguien con las manos, sólo para descubrir que aquello que habías sospechado, lo que te hace estar aquí un viernes por la noche, se hace realidad ante tus ojos. Y vuelves a pensar en Margarita. Vuelves a sentir que el estómago quiere explotar y salirse por la boca. Tomas cinco, seis fotografías.

Cambias tu lente por uno de 1200 milímetros. Ahora sí puedes ver bien a la pequeña que está llorando. No ha de tener más de nueve años. Tomas fotos de sus lágrimas. Tomas fotos del hombre gordo acariciándole el rostro. Tomas fotos del rubio sonriendo mientras recibe el dinero.

No eres un super-héroe, pero aquí estás, investigando, intentando atrapar a los malos, tomando fotografías. Luego miras el vestido de la niña caer al suelo y al hombre gordo pasarse la lengua por los labios. Los guardaespaldas se ríen antes de abandonar la habitación. Tomas siete, ocho fotografías. Sabes que a las personas puedes hacerles cosas peores que matarlas.

Imaginas la primera plana del periódico del domingo. Imaginas el rostro de los padres de familia leyendo el artículo, pensando que eso le pudiera suceder a sus pequeñas. Te da gusto que se vayan a sentir igual que tú. Piensas en Margarita. Luego guardas la cámara en la maleta, te la echas al hombro y das media vuelta. Tienes todas las pruebas. Ya has visto lo suficiente. Sientes asco.

1 comentario:

Pachita Rex dijo...

PUTAAAAAAA, LA 40D ES BIEN VIP!