lunes, 30 de julio de 2007

No te pareces a nadie viva ni muerta...


Hola,

Sabes que el primer beso no se da con la boca, sino con la mirada. Tal vez sea cierto. Nos hemos besado muchas veces con nuestras palabras.

Te conozco, me conoces. Sabemos exactamente quienes somos, hasta dónde podemos llegar, hasta dónde no dan más nuestras fuerzas. Sabemos que nos amamos. A nuestra manera, pero nos amamos.

Eres etérea. Existes flotando entre mis sueños. Eres como un martini en su larga copa. Eres un ferrari, un lamborgini. Eres un diamante. Eres un par de medias de seda bajando por unas hermosas piernas. Eres la música de un piano. Eres un collar de perlas, una billetera de piel. Eres una canción de los Pixies, un millón de dólares. Eres un disco de vinil, una película en 8 milímetros. Eres un platillo de sushi, eres un anuncio en la carretera. Eres un vestido negro, una tina llena de burbujas. Eres un libro con pasta roja. Eres un mullido sillón. Eres una fotografía descansando en mi escritorio, un traje sastre. Eres unos levi´s, unos tacones de terciopelo. Eres una noche en Nueva York.

Eres la novia que seguramente nunca tendré.

No podría vivir con alguien que no se te parezca, que no tenga la intensidad y ganas de vivir que tienes tú. No podría vivir con alguien que no me empujara a seguir adelante, que no me abrazara cuando tuviera frío. Que no me dijera te amo cuando más lo necesito.

No podría vivir con alguien que no fuera así de libre.

Podría morir en tus brazos, junto a ti, muy pegado a ti. Podría pararme de cabeza y dar vueltas, riendo, diciéndole al mundo que estoy loco por tu amor.

Pero sólo existes en la pantalla de mi ordenador, en mi corazón. Te apareces a intervalos regulares, me platicas de tu vida en el olimpo, de tu trono de algodón. Y escribo con desesperación, porque sólo con palabras se puede cazar a las sirenas como tú. Muero sin tu presencia.

Me gustaría recorrerte con la yema de mis dedos, bajarlos por tu espalda, lentamente, y luego dejarlos vivir en tu ombligo. Quiero acercarme a ti, muy cerca, sentir lo tibio de tu aliento. Me gustaría saborear tu lengua. Quiero introducirme en ti.

Me gusta soñar contigo, que te tengo entre mis brazos, que nos fundimos bajo las sábanas, empapándonos en sudor, besándonos hasta que amanece. Sueño que juntos nos reímos de la vida, que nada importa más que estar juntos. Y que, aunque sea por un solo día, mandamos todo al carajo. Tal vez así sea cuando visites México... o cuando yo conozca tu ciudad.

Tal vez hasta te pida que tengamos un hijo.

Ese niño tendría tu mirada y tu inteligencia. Tendría mi templanza y sonrisa. Tendría tus brazos y tu facilidad para hacer amigos. Tendría mi valor y mi buen humor. Tendría tu amor por la vida y tus deseos de aprender. Sería un pedacito de nosotros que correría como un loco por todo el jardín, tratando de llamar la atención con sus gritos. Tendría una pequeña pancita. Una pancita de niño alimentado con amor. Tendría el cabello rizado.

Me pasaría las tardes ayudándole con sus deberes, enseñándole a tomar el lápiz. Lo vería dibujar palabras con una sonrisa, mientras me lo como a besos. Me gustará oler su cabello y saber que eres una parte de él. Haré que se aburra de tanto abrazarlo. Me voy a sentir orgulloso cuando me diga amigo.

Me pasaré los domingos viéndolo correr por la playa, dando vueltas por la arena, bañándolo en el mar. Tal vez comeremos camarones en algún restaurante, y te compraremos un collar de caracoles. A él, seguramente, le compraré un barco tallado en madera. Luego caminaremos juntos, los tres, tomados de la mano, con los pies descalzos sobre la tibia arena.

Y tal vez, sólo tal vez, luego te pediría tener una niña. No sé.

Te amo, aunque estés del otro lado del mar y nunca nos hayamos tomado de la mano. Sólo quería que lo supieras.

Siempre tuyo.

W.

No hay comentarios: