miércoles, 21 de noviembre de 2007

C.1, UH 23, E-1, d103

José Luis compra pan de dulce, bolillos y tres litros de leche antes de llegar a casa de sus suegros. Toca la puerta dos veces –tres molestaría- y lo recibe Alejandra, su novia, con los brazos cruzados.

-Llegas diez minutos tarde- dice.

José Luis baja la cabeza sin hablar y entra.

Alrededor de la mesa ya están sus dos cuñados, su cuñada, la sobrina y su suegro. El comedor huele a frijoles y huevo. Todos miran a José Luis.

-Hasta que llegas, cuñadito- dice Roberto. –Trae pa´cá.

Cuando los mira, José Luis piensa en una jauría de perros luchando por carroña. Vomitaría, pero no trae nada en el estómago.

-Siéntese, joven- le dice la suegra. –Ándele. Merezca. Ya sabe que está en su casa.

José Luis jala un banquito y se sienta en un hueco a la esquina de la mesa. Se sienta derechito, sin hacer gestos, y espera. La suegra se acerca y coloca un plato frente a él. Le pone una cuchara a la derecha.

-¿Va a cenar con nosotros?- dice.

-Está bien, señora. Muchas gracias.

Le sirve un puño de frijoles y otro tanto de huevos revueltos con jamón. José Luis mira hacia un lado y el otro; sus dos cuñados, su cuñada, la sobrina y el suegro, igual que su novia, tienen la nariz metida en el plato. Le disgusta el sonido de los cubiertos al chocar con la vajilla.

José Luis come lento y sin hacer sonidos. Al terminar se limpia la comisura de los labios con una servilleta, luego la dobla y la pone a un lado.

-Yo quiero la oreja.

-Yo quiero la piedra.

-A mi déjenme la concha.

Todos meten las manos a la bolsa. Las morusas brincan por aquí y por allá.

-Lástima- dice Roberto. –Ya no te quedó pan dulce. Pero hay mucho bolillo.

-No importa- dice José Luis. –Ya me llené.

Y baja la mirada.

La sobrina, una chica morena y de cabello rubio, se pone de pie para levantar los trastos.

-¡Niña!- dice la cuñada. –Ponte algo. Esa ropa que traes está muy chiquita.

La sobrina tuerce la boca y contesta;

-Pero mami…

Y se inclina para recoger los platos. José Luis la mira con discreción. La sobrina lo descubre. Y sonríe. A José Luis se le acelera el pulso. Y siente una mano que lo toma por el antebrazo.

-Tengo que hablar contigo- dice Alejandra, su novia, llevándolo a la sala. – Quiero saber si me puedes prestar un poco de dinero, porque… ¿sabes? Mañana tengo unas entrevistas de trabajo. Tú sabes cómo es eso. El pasaje, fotocopias, todo…

En realidad José Luis ya lo ha olvidado, pero se lleva la mano a la bolsa y saca su cartera. Encuentra un billete de cien y uno de veinte. Saca el de cien.

-Gracias, mi amor. Vas a ver que ahora sí ya consigo trabajo.

Más allá escucha a su cuñado hablando por teléfono.

-Si, güey. No mames. El estupidito ese quería pagarme cien pesos por día. Que no mame. ¿Quién cree que soy? ¿Un criado?

Se rasca la entrepierna y se huele los dedos.

José Luis prefiere caminar hasta la puerta. Antes, se despide de todos. Les dice que ya es tarde y que no quiere importunar. Que otro día será. Se detiene en el primer escalón de la entrada. El viento sopla frío. Baja la mirada y dice;

-Mi amor… ¿me das un beso?

Alejandra sonríe con los labios apretados, inclinando la cabeza para un lado, y luego lo besa con rapidez.

-Adiós- dice.

Y cierra la puerta.

La primera gota de lluvia cae en el rostro de José Luis. Tiene que apurarse si quiere llegar a casa antes que caiga el chaparrón. Le preocupa encontrar transporte. Se mete las manos a los bolsillos y se da cuenta que no le preguntó a su novia si mañana se verían. Levanta el puño, pero a final decide no tocar la puerta.

3 comentarios:

Eme dijo...

Nadie pinta las atmósferas mediocres como tú. Aunque tal vez lo mediocre de esta historia sea simplemente la familia política. Je.

Besos

♥ஐMaría Cieloஐ♥ dijo...

Niño..!!! Con novias con familias políticas así... Quién necesita enemigos?

Leon dijo...

En general me fastidian las historias tristes -- ya suficiente tengo con ver los noticieros--

Sin embargo, como eres mi amigo, de una manera estoica, quiero verlo desde un punto de vista artístico en donde pienso que la inspiración se genera a través de observar la vida cotidiana (como al pintor se le da al encontrar una musa o un paraje ideal)

En este sentido, mas que un cuento me parece una pincelada del sentimiento existente entre la población joven dadas los condiciones político-sociales existentes en muchas partes de América Latina.

Haciendo sátira del buen Yoda, la desesperación te lleva a la resignación, la resignación a la frustración, la frustración a la mediocridad y de ahí de lleno al darkside....